Sobre los alimentos pasados por el fuego

Las fogatas son una invitación a transportarse a aquellos tiempos en los que el ser humano convivía solo con la naturaleza: durante el día rodeado de sol y, en la noche, de luna. Y tan profunda ha sido la huella que ha dejado ese fuego nocturno que incluso ahora, siglos después, seguimos saliendo al bosque a cobijarnos bajo las estrellas alrededor del fuego.

Foto: ©Shubhendu Singh a través de Canva.com

Quien haya tenido la fortuna de acampar sabe que se tiene que lidiar con la humedad, el frío, la niebla, dormir en el piso y otra serie de incomodidades a las que la civilización nos ha desacostumbrado. ¿El premio? El cafesito caliente, los bombones quemados, las salchichas ahumadas y demás delicias que saben mejor a la leña. A nadie debe sorprenderle que sea la comida la que nos motiva a soportar toda clase de inclemencias… incluso el trabajar.

Pero dejémonos de ideas tristes y hablemos de gastronomía.

Los bombones

Empecemos por el platillo más clásico: los bombones. Estas explosiones de azúcar pura suelen pasar desapercibidas en la vida cotidiana; es decir, en las piñatas quizá no generen la misma emoción que una picafresa o una paleta payaso; sin embargo, al ser encendidas por el fuego y verlas rodeadas por un halo azul… deslumbran a cualquiera. A eso, hay que sumarle el placer que genera soplarle para luego quitarle la costra carbonizada y quedar con un suave y derretido centro calientito que se adhiere a los dedos, para luego chuparlos sin éxito porque aquello los dejará pegajosos hasta que se laven las manos con jabón: un placer para todos los sentidos.

Foto: ©Kindel Media a través de Canva.com

Las salchichas

Luego siguen las salchichas, esas delicias de origen dudoso, pero delicioso, las cuales si bien son sabrosas crudas, hervidas o fritas, ahumadas son realmente exquisitas. En las fogatas, las cocinamos ensartadas en una rama, quemaditas en el fuego. Ya que tienen un color chamuscado, se les agrega el condimento de preferencia: mayonesa, cátsup o mostaza, ¡y se come a mordidas!

Foto: ©Tima Miroshnichenko a través de Canva.com

El café

Finalmente, no puede faltar (como en ningún momento de la vida) el café. Para su preparación, requerimos un pocillo y una estructura de metal para ponerlo al fuego. Una vez caliente el agua, agregamos café, leche y azúcar para quienes lo prefieran así. Es importante sostener la taza con ambas manos para sobrevivir al frío y tener la experiencia completa.

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La próxima vez que nuestro lector asista a una fogata, no debe olvidar que esta y la comida preparada en ella fueron, y siguen siendo, la base de lo que nos une como seres humanos.

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