Postres con historias curiosas

Cada país y cada región tienen seguramente algún platillo dulce servido posteriormente a la comida o como merienda. Muchos de ellos están profundamente arraigados al folclor local y provienen de una tradición de años o incluso de muchas generaciones, mientras que otros han surgido durante las últimas décadas y se han popularizado enormemente (sobre todo en Occidente). Sin embargo, los que llevan más tiempo entre nosotros pueden llegar a tener historias de origen muy curiosas que en ocasiones pasamos por alto. Y seguramente, te sorprenderá conocer el origen de más de uno de estos postres.

Pavlova

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Anna Pavlova fue una bailarina de danza clásica muy adelantada a su época. Es famosa por haber definido la estética del ballet como se le conoce hoy en día, por interpretar muchos papeles icónicos de obras de ballet, tales como La muerte del cisne y Giselle, y por ser la primera en encarnar “El pájaro de fuego” de Stravinsky. Las faldas que utilizaba al bailar tendían a ser blancas y muy esponjadas, lo cual dio pie a que en 1929, un chef de Nueva Zelanda creara un postre de merengue blanco y esponjoso que se asemejara a los vestuarios de la bailarina.

Gazzaniga

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Este postre cubano no dista mucho de lo que para nosotros sería un panqué. En ocasiones con nueces y otras veces con pasas. Fue bautizado en nombre de la diva de la ópera italiana Marietta Gazzaniga, quien en una gira por América Latina se presentaría en el teatro de La Habana en 1958. Tal fue el furor por la prima donna que un panadero local decidió hornear una panetela sabor vainilla y nombrarla en honor a la artista italiana.

Pedos de monja

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Estas golosinas, originarias de Cataluña, son extremadamente populares en nuestro país y se cocinan y distribuyen junto con otros dulces tradicionales mexicanos. Sin duda, es un nombre irremediablemente risible, sin embargo les fue otorgado debido a una mala traducción. Su creador, un chef italiano residente en Barcelona, las había nombrado en realidad petto di monca, que significa “pecho de monja”. Desde luego, es una decisión curiosa para llamar un postre. Sin embargo, no es el único. Otro ejemplo son los capezzoli di Venere o pezones de Venus, que son bombones tradicionales de Venecia.

Brazo gitano

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Se dice que este rollo de bizcocho genovés, merengue y jalea fue traído por un monje español desde Egipto bajo el nombre de brazo egipciano (así es, con todo y la mala pronunciación) y este nombre, eventualmente, fue mutando lentamente hacia brazo gitano. Aunque también se dice que esta era la forma en la que los gitanos pagaban o agradecían a los carpinteros o trabajadores por realizar un trabajo para ellos.

Pastel de la princesa sueca

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El pastel de la princesa sueca o princesstärta es famoso no solo por ser un postre muy dulce, sino también por su linda presentación en glaseado verde o rosa, decorado con rosas de mazapán. La receta fue ideada y redactada por Jenny Akerström, la profesora de Astrid y Marta, las dos hijas del príncipe Carlos y la princesa danesa Ingeborn (quienes por esa época gobernaban Suecia). La tarta fue creada para celebrar el cumpleaños de Astrid. Era en esencia una grön tarta (tarta verde), con la diferencia de que esta estaba rellena de mermelada, mazapán y crema pastelera. Inmediatamente, se convirtió en el postre favorito de ambas princesas, por lo que se le otorgó el nombre por el que lo conocemos hoy en día.

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