Para aquellos que aún no lo saben, existe una técnica con grandes beneficios llamada mindfoodness o alimentación consciente, la cual proviene, naturalmente, de lo que se conoce como mindfulness. Al mindfulness vale la pena echarle un vistazo, pero si se tiene especial interés en la alimentación, comenzar con el mindfoodness puede ser una excelente idea.

La práctica consiste en ser totalmente conscientes al momento de comer. Es decir, enfocar nuestra atención plenamente al momento presente en el que estamos comiendo, lo cual nos permite, por un lado, detectar cuando tenemos hambre y solo entonces ingerir alimentos y, por el otro, detectar cuando ya estamos satisfechos, lo que evita que abusemos de la comida, al igual que consumir menos de lo necesario. Para lograrlo, es indispensable desarrollar una consciencia sobre nuestro cuerpo, sentirlo y estar atento a sus sensaciones. Aunado a lo anterior, se disfruta más el acto de comer, lo cual en sí relaja, descansa y mejora el estado de ánimo. Sobra mencionar que debe evitarse cualquier tipo de distractor mientras se come (televisión, teléfonos, etc.).

Comer de este modo obliga a masticar más y mejor los alimentos, apreciando mejor sus texturas, aromas y temperatura, sus juegos de sabores; también nos lleva a volvernos más conscientes de lo que ingerimos, sus porciones y cómo nos hacen sentir los alimentos que le damos a nuestro organismo. Esto, a su vez, implica una mayor consciencia de aquello con lo que nos estamos alimentando, en qué momentos y por qué razones, trayendo consigo una larga lista de ventajas como: mayor saciedad al haber estado totalmente presentes en todo el proceso de comer; corregir o armonizar la concepción y relación que se tiene con la comida, alejándonos de prácticas como comer por cuestiones emocionales; evitar comer rápidamente, lo cual hace trabajar más al estómago y nos permite registrar conscientemente el proceso de la alimentación, entre muchas otras.

Cabe mencionar que esta práctica es en sí es una especie de meditación, lo cual resulta terapéutico, y puede extenderse al momento de cocinar, de lavar los trastes o cualquier otro que considere el lector. Todos ellos solo requieren nuestra total presencia y consciencia en lo que estamos haciendo en ese momento. Namasté.