Cuando somos niños y niñas, el mundo está lleno de misterios: el elevador es un enigma, pues puede transportarte de un lugar a otro; las escaleras eléctricas, nunca dejan de salir del piso y, en las fuentes, la procedencia del agua infinita es desconocida. Hasta la dentadura de la tía Carmen es un misterio, dado que es impensable que alguien no tenga dientes… A esta deslumbrante categoría es a la que pertenece la gelatina: un alimento delicioso que puede adoptar miles de formas, que baila y es suave como si viniera de otro planeta. ¿Qué decir de la de mosaicos, con sus varios colores que conforman la ya de por sí misteriosa gelatina?

Los enigmas de nuestra infancia en realidad se quedan con nosotros toda la vida, ya sea que los olvidemos o descubramos sus secretos, produciéndose nuevamente en nosotros encanto y fascinación, o bien, apagando un poco la chispa de nuestras explicaciones más emocionantes, mientras que los más astutos deciden aferrarse a su embeleso y nunca saber cómo funcionan las cosas que les intrigaban.
En esta ocasión, revelaremos cómo es posible que exista una gelatina hecha de colores. La receta es fácil y, una vez que sepas cómo se hace, verás que es lindo que alguien se haya tomado el tiempo de regalarnos esta maravilla.
Ingredientes
- Agua
- Gelatinas de tantos colores como se guste

Instrucciones
- Prepara todas las gelatinas que elegiste menos una: agua, polvos, refrigeración. Cuantos más colores, mejor.
- Cuando estén listas, trocealas en cuadros pequeños o según el diseño que más te agrade.
- Revuelve los cuadros de colores y colócalos en un bowl donde previamente hayas preparado la gelatina que reservaste.
- Espera a que cuaje y tu gelatina mosaico de colores estará lista, como ámbar encerrado en la tierra, pero comestible y divertido.
Espero les haya gustado la revelación de este misterio infantil. ¿Recuerdas cómo te explicabas la gelatina mosaico? ¿Recuerdas los misterios de tu infancia y qué explicaciones les dabas?