Fine dining: la experiencia amatoria por excelencia

Es probable que, debido a años de creciente tendencia, nuestros lectores ya asocien una amplia cantidad de conceptos a la frase fine dining: lujo, distinción, exclusividad, gastronomía, diseño y perfección. Si bien ninguno de esos referentes está equivocado, el fine dining es mucho más que eso, ya que su objetivo principal es cosquillear los sentidos de los comensales y generar emociones que permanezcan más allá de la vivencia culinaria. Se trata de una experiencia amatoria completa. 

La primera pregunta que nos viene a la mente: ¿qué es el fine dining? Pues bien, si lo definimos de manera estricta es una forma de consumir alimentos en la cual los ingredientes, el espacio, el servicio y la atmósfera son cuidados hasta el más mínimo detalle, con el fin de que cada aspecto brille y sea valorado por los clientes. Veamos cada una de estas características con atención y entendamos de manera amplia fine dining.

Ambientación 

Huset fine dining ambientación
Foto: Huset x Zankyou

Como el amor, el fine dining empieza con la vista. Al llegar a un restaurante, los comensales deben sentir que se adentran a un mundo hecho para su goce personal. La arquitectura nos atrapa, la iluminación resalta cada rincón del espacio, la música envuelve la conversación, la vajilla posee un diseño que acoge los alimentos: todo es excepcional. La emoción debe ser inédita, así como la que sentimos cuando, en medio de una multitud, identificamos a esa persona cuya singularidad nos resulta de otro planeta. 

Menú

fónico fine dining cdmx
Foto: Fónico

Los ingredientes son seleccionados con los más altos estándares de calidad, a menudo provenientes de un huerto propio o de socios productores locales que solo cultivan para este restaurante. Los platillos únicos son creados por el chef y adaptados a las temporadas del año (aquí se respetan los tiempos de la naturaleza y se trabaja con lo que ella ofrece). Asimismo, la carta de vinos y cervezas es amplísima para maridar perfectamente la comida y satisfacer los gustos de los clientes. La mixología del lugar es propia. Esta experiencia coincide con el conocido sentimiento en el cual la persona que tenemos enfrente es única e irrepetible.

Servicio

balcón del zócalo
Foto: Balcón del Zócalo

Los restaurantes de fine dining cuentan con personal capacitado para responder preguntas específicas sobre el menú y hacer recomendaciones a los comensales de acuerdo con sus preferencias. Nos guía en la vivencia culinaria, haciendo preguntas como: ¿le gustan a usted los sabores cítricos? ¿prefiere los vinos suaves o intensos? ¿algún ingrediente le desagrada? Con cuidado y dedicación, llevan de la mano a los clientes desde su llegada hasta su despedida. En este punto de la analogía, el parecido es tan evidente que lo dejaré a la imaginación del lector.

No quisiera terminar este relato sin recordar que ofrecer alimento es per se un acto de amor. Desde el primero que recibimos de nuestras madres hasta el que compartimos en una carne asada con amigos o una cena romántica con alguien especial, compartir el pan es amar al otro. Por ello, cuando se trata de  fine dining, no solo pensemos en lujo y exclusividad, figuremos una experiencia amatoria por excelencia.

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