Ante la cantidad de opciones que ahora existen en cuanto a cerveza y ante los conocedores que descubren en esta bebida aromas exóticos como el mango, la piña, la madera o el tabaco, de pronto la pregunta no se puede evitar: ¿la cerveza se cata? Y, si sí, ¿cómo catarla? Aquí te recomendaremos ocho pasos (y un experimento) para que no te sientas angustiado cada vez que te dan a probar la crema y nata del mundo cervecero.
La cerveza es diversión
Que nadie te diga que una es mejor que otra. La mejor chela va a ser siempre la que más te gusta, pues, al igual que en toda la gastronomía, los gustos son personales y derivan de nuestras experiencias y preferencias. Diviértete.

Escoge una copa amplia que tenga boca cerrada (sí, como si fuera un vino)
El chiste es que los aromas se “encierren” dentro del vaso para que puedas percibir de mejor manera sus fragancias. Es cierto, hay vasos y copas especializadas para diferentes estilos, pero si no los tienes no hay de qué preocuparse. Una buen chela y ganas de experimentar son tus mejores aliados.

La temperatura es importantísima
Si está muy fría, es imposible percibir los matices de cada creación, pues el frío esconde los aromas. Si está muy caliente, la experiencia es completamente diferente, ya que los sabores y las fragancias comunes se cambian por otros. Según el gurú cervecero Michael Jackson, hay que beber las cervezas a la temperatura en que fueron fermentadas. Dicho sea esto, las lager se disfrutan más frías, mientras las ale a una temperatura más templada.

Sirve tu cerveza con una inclinación de 45º y trata de que tenga al menos dos dedos de espuma
Observa tu cerveza: revisa su color, su espuma y su filtración (puedes notarla en si es traslúcida o turbia). Muchas pistas sobre el sabor, el estilo o el perfil pueden irse adivinando desde la vista.

Cierra los ojos y huele con calma la cerveza
Trata de distinguir los sabores de las maltas, que generalmente son más dulces, panosos o acaramelados; de los lúpulos, cuyas notas herbales o frutales son muy características, y las levaduras, con aromas que pueden ir desde la pimienta hasta el plátano, pasando por el clavo y otras especias. Trata de visualizar estos elementos en tu mente.

Da un pequeño sorbo
Siente el cuerpo, su sabor, sus matices amargos o ácidos y su carbonatación. ¿Tiene un final seco, uno dulce? ¿Perdura su sabor en boca o desaparece rápidamente?

Vuelve a repetir todo otra vez y pásala bien
Trata de probar estilos, de conocer escuelas cerveceras (como la alemana o la belga) para que vayas comprendiendo que esta bebida tan antigua como importante en nuestra historia en realidad está elaborada tanto para agasajar nuestros sentidos como para pasarla bien.
¡Salud! Y a disfrutar de cada cervecita

Experimento
- Compra una ale oscura, como una porter, una stout o una brown ale (de preferencia que no sea industrial).
- Enfríala hasta dejarla bien muerta. Huélela y pruébala con un pequeño sorbo y analiza tus percepciones sensoriales.
- Deja pasar cinco minutos más (mientras la cerveza se va atemperando) y observa cómo se van desarrollando los sabores y aromas conforme la temperatura cambia. Haz esto cada cinco minutos hasta que te la acabes. ¿Te gusta más fría, más al tiempo o fresca? ¿Realmente hubo un cambio después de este experimento?