Antes de la llegada de los refrescos y demás bebidas azucaradas, gasificadas y energizantes, México tenía una amplia cultura de bebidas tradicionales. Lejos de las sodas, se trata de brebajes muy antiguos (algunos datan de épocas mesoamericanas) y que han sobrevivido al tiempo y a las modas modernas. Refrescantes, diferentes y sabrosas, así son algunas de las bebidas mexicanas que te vamos a recomendar. Aunque aquí solo te mencionamos 5, existen muchas más.
Tepache

El tepache es un fermento de muy baja graduación alcohólica que se vende en diversas partes de la CDMX. Se elabora con piña y piloncillo, que se dejan fermentar hasta crear una bebida oscura, de aroma dulce y un retrogusto acidulado delicioso. Común en las clases de química para explicar el proceso de la fermentación, el tepache es una tradición que se niega a morir. Perfecto para comer con tacos y otras garnachas y platillos mexicanos. Todavía se pueden ver bicicletas vendiéndolo en las calles de la capital.
Aguas frescas y jugos

Aunque esta categoría podría ser considerada muy amplia, general y contradictoria, la realidad es que son casi inseparables: donde hay jugos casi siempre hay aguas, y viceversa. Y, la verdad sea dicha, en México estas bebidas son todo un arte que evoluciona cada día. Desde el antigripal, el quema grasas, el vampiro, el multivitamínico, los jugueros son especialistas en juntar ingredientes y remedios. La misma creatividad existe con el agua fresca, concepto íntimamente ligado a nuestra gastronomía y que gracias a nuestra exuberante tierra podemos hacernos una agüita con cualquier fruta que se nos antoje. Mi elección: sandía con limón (molido con todo y cáscara) y yerbabuena. ¡Deme un litro para llevar, por favor!
Tejate

Quien haya ido a Oaxaca sabrá que esta bebida con orígenes prehispánicos es impresionantemente refrescante, nutritiva y rica, aunque podría no parecerlo en un principio. Está elaborada con maíz, cacao y hueso de mamey, además de otros ingredientes que varían dependiendo de la región. Es de cuerpo ligero y se sirve con hielo, perfecta para rehidratar al cuerpo después de una larga jornada bajo el sol.
Atole

Sin duda, el atole es una de las bebidas mexicanas más tradicionales, comunes y vigentes. Proveniente del náhuatl, atole significa “aguado” y su presencia es obligatoria junto a los tamales. Se elabora con una cocción de maíz en agua endulzada con piloncillo o azúcar. Aunque su versión más conocida es el champurrado (con chocolate y canela), las opciones para saborizar un atole son tan vastas como la imaginación de quien lo hace: vainilla, fresa, mamey, nuez y un largo etcétera, amparado por la variedad de frutas que tenemos en México.
Chilate

Aunque relativamente desconocido, el chilate es una bebida que, una vez que la pruebes, querrás tomarla siempre y para siempre. Típica de las costas de Guerrero, sus ingredientes más comunes son cacao molido, canela, azúcar y arroz. Después de tostar, el cacao se pulveriza junto con el arroz y se disuelve en agua con hielos. Para lograr su característica espuma, se sirve dejando caer el líquido desde una altura de más de 50 cm. Podría intuirse diferente, pero el cuerpo es ligero, no llena ni empanzona y refresca muchísimo.