Uno de los elementos que más unen al ser humano con sus orígenes es la tierra; de ahí tantas expresiones relacionadas con esta conexión ancestral que nos remiten al hecho de que hemos nacido de ahí: “echar raíces”, “tener los pies en la tierra” y el vocablo inglés grounding, que desde su morfología nos anticipa la acción de conectarse con la tierra.

Si, además, a todo este simbolismo le añadimos el elemento que nos da sustento, la comida, se vuelve una combinación poderosa con tintes cercanos a la magia, la cual da como resultado una amplia variedad de métodos de cocción bajo tierra y platillos que alimentan la alegría de millones de bocas en todo el mundo. Por ello, a continuación, te compartimos algunos ejemplos mexicanos de estos hornos ancestrales y sus respectivos productos.
Pib
El horno en el cual se cocina tradicionalmente la cochinita pibil. Consiste en un hoyo en la tierra, que lleva en el fondo leña y piedras para mantener el calor. Se agrega también una rejilla para poner la carne, hojas de plátano y se sella con barro.
Hoyo de barbacoa
Este es más profundo que el pib. Lleva una cacerola con arroz, garbanzos, epazote, chile, sal y agua, la cual cumple una doble función: contiene los jugos de la carne y, mediante el vapor, hace que esta sea más suave. Finalmente, el preparado es cubierto con pencas pulqueras y tierra, con el fin de agregar sabor, durante 8 horas.
Texcal
Típico de la zona huasteca, es el método mediante el cual se prepara el zacahuil, un tamal que llega a medir ¡hasta cinco metros de largo! El texcal es un horno que se caracteriza por ser más largo que profundo y se cubre con piedras calientes. Estas comunidades lo utilizan también para cocer animales y vegetales con los que hacen salsas y otros platillos típicos.

¡Y no olvidemos que son utilizados también para hacer bebidas espirituosas!
Quién puede dejar de lado aquel elixir mexicano que, como se sabe popularmente, es la medicina indicada para todo mal: el mezcal. Para este caso, las piñas de agave son cocidas durante horas en hornos de piedra alimentados por leña, lo cual le da a esta bebida su característico sabor ahumado que tanto nos gusta.

Todos estos platillos, y bebida, sin duda nos tocan el corazón como mexicanos no solo por la importancia que tienen en nuestro día a día, sino también porque de manera literal nos unen a la tierra de la que venimos.